Andrés Couve

La memoria es el fruto de una construcción

 

Es Licenciado en Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Doctorado en Biología Celular en Mount Sinai School of Medicine, de Nueva York, y realizó un Post Doctorado en el University College de Londres. Durante los últimos años fue Profesor Titular del Programa de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, además de director del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI). El 2018 fue nombrado ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

 

Para comenzar, nos gustaría conocer el modo en que, en el marco de tu trabajo en neurociencias, comienzas la exploración e investigación de temas vinculados a la memoria.

Yo trabajo en neurociencia, dirijo un Instituto de neurociencia, el Instituto de Neurociencia Biomédica, BNI, y también dirijo un laboratorio de neurociencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. En particular, trabajo en la biología celular de neuronas.

Los temas vinculados a la memoria, si bien son de gran interés de la comunidad, no están en el centro del trabajo de mi laboratorio. Sin embargo, comencé a notar que, por parte del público, existía una necesidad de que ampliáramos nuestro campo de interés, que sirviéramos incluso de traductores de ciertas tendencias del arte. Aunque algunos miembros del Instituto desarrollan investigación en memoria, yo más bien la he seguido de cerca y se ha convertido es uno de mis temas favoritos de divulgación científica.

 

¿Cómo vinculas la investigación de temas relacionados con la memoria con aquello que divulgas en el público?

Estudiando y reflexionado sobre los avances en el campo, surgen inmediatamente ciertas preguntas y certezas de sentido común, pero que también guían y orientan la investigación. La primera de ellas: ¿la memoria es individual o colectiva? No está claro porque tampoco hay claridad sobre el lugar en que residen las memorias. ¿Es en el individuo o en una especie de andamio externo y simbólico con que los individuos se relacionan? Es fundamental determinar si las memorias son solamente internas o son posibles gracias a estructuras simbólicas compartidas.

En este sentido, una pregunta crucial es si los individuos tenemos elementos almacenados o si estos nos gatillan un recuerdo cuando nos enfrentamos a ciertos objetos. ¿Hacemos uso de la memoria de modo autónomo o es un factor externo el que nos gatilla la memoria? Al parecer, es fundamental la existencia de andamios simbólicos externos que aportan significado y cumplen un rol evocador en el individuo.

Una segunda pregunta relevante es si acaso las memorias son estables o las recuperamos parcialmente. En la actualidad, ya sabemos que al menos las memorias, individualmente consideradas, son inestables. Además, es importante tener presente que no todas las memorias tienen que ver con la representación, hay tipos de memorias vinculadas a la acción, es decir, no todas las memorias sirven para generar una representación mental de algo, ya que existen modos de hacer, a nivel operativo, que también constituyen memorias.

Y, finalmente, nos podemos preguntar ¿son las memorias exclusivamente humanas?

Esas son, en síntesis, ciertas preguntas cruciales para entender el tenor de mi interés en divulgación en el tema. Además, se vincula con la siguiente pregunta más específica: ¿cuáles son los mecanismos del sistema nervioso que permiten adquirir, almacenar y recuperar información?

Es relevante considerar el modo en que ese proceso altera el comportamiento del individuo, es decir, el proceso de aprendizaje. La manera en que esas memorias se transforman en cambios conductuales, ya sean físicos y externos o procesos mentales. Debemos tener presente que el cambio interno que subyace a un proceso de aprendizaje es igual de permanente que el recuerdo que da lugar a un aprendizaje.   

Esos, en el fondo, son algunos de los objetivos de esta área de neurociencia, desde lo molecular hasta lo cognitivo, la cual consiste en aclarar cuáles son los mecanismos internos que permiten detectar que se verificó un cambio conductual que es igual de permanente que el recuerdo que es la construcción mental.

 

¿Se ha investigado qué efectos podría tener, por ejemplo, el uso de las nuevas tecnologías en el mencionado proceso de adquirir, almacenar y recuperar información? ¿Cómo se estructura dicho proceso a nivel cerebral?

Hoy día nosotros sabemos que la memoria no es una capacidad, sino que un conjunto de capacidades.

Existen memorias de corto plazo que se llaman memorias de trabajo, es decir, se trata de casos en que el individuo almacena información por un período breve de tiempo, lo que le permite trabajar. Por ejemplo, puedes oír un número de teléfono y almacenarlo en tu memoria solo el tiempo necesario para discarlo, pero probablemente al cabo de algunos minutos, o al día siguiente, ya no lo recuerdes. Así funciona la memoria de trabajo, que son memorias corticales que residen en la corteza frontal.

Esto se podría relacionar con la presencia de las nuevas tecnologías desde el momento en que en la actualidad somos bombardeados constantemente por información que en nuestra memoria dura un tiempo ínfimo. Existen aplicaciones de teléfono diseñadas para que, apenas el mensaje sea leído, se borre.

 

¿Qué ocurre, a nivel cerebral, frente al proceso de navegación web por múltiples lugares? ¿Qué es lo que se retiene?

Respecto a eso no tenemos mucha información. Lo que sabemos, a partir del uso de Eye Tracking, es que se ha demostrado que existen ciertas preferencias visuales innatas e inalterables en los seres humanos. Por ejemplo, los seres humanos tenemos la tendencia a explorar visualmente una escena de una cierta manera, o una preferencia visual por el rostro humano. Esos ejemplos, por cierto, se alteran en el caso de personas con patologías. Una persona que padece esquizofrenia, por ejemplo, no explora una escena, independiente de la complejidad de ella.  Otro aspecto que nos ha enseñado la exploración visual es que los seres humanos tenemos la capacidad de establecer cuándo estamos o no ante un objeto. Por ejemplo, en una página web o el titular de una noticia, un objeto puede ser la frase y la foto y el nombre del periodista, es decir, un todo. Los objetos son integrados, surgen de asociaciones entre los elementos expuestos en una pantalla, por ejemplo.

Todo lo anterior, por cierto, está vinculado al proceso de atención. Incluso ahora estamos haciendo experimentos en dos colegios de Santiago vinculado a cómo se afecta el proceso de lectura a partir de la intromisión de distractores.

 

¿Cómo los nuevos medios afectan la construcción de una memoria que se construye desde lo colectivo? Dicho de otro modo, con anterioridad podíamos reconocer la existencia de un relato oficial compartido, una historia central impuesta que, a partir de las nuevas tecnologías y el mayor acceso a la información, hoy es más fácil de contrarrestar y cuestionar. En ese sentido, podríamos ver la memoria en cuanto memoria hipertextual que, en vez de ser lineal y constituida a partir de un relato central, se manifiesta de modo disperso y no lineal. Sin embargo, al parecer, eso no sería posible en el caso de la memoria individual ¿o sí? Los seres humanos ¿somos lineales?

Yo no he analizado esto en profundidad, pero al menos sí podemos afirmar que los seres humanos no somos lineales. Este fenómeno de la memoria colectiva de corte hipertextual se replica a nivel de memoria individual. La memoria individual no es una memoria con una historia oficial, sino que es más bien una red de asociaciones a la que se puede arribar por medio de distintos caminos y, en su interior, se puede transitar de una asociación a otra.

En este punto, es interesante retomar la pregunta del comienzo. ¿Cuál es la relación de causalidad entre los recuerdos? ¿Cómo se evocan los recuerdos? Claramente no es lineal.  Cada estímulo externo gatilla un enjambre de asociaciones particular dependiendo del momento en que se manifieste dicho estímulo. Por lo tanto, podemos reconocer que el sistema nervioso humano, y los sistemas nerviosos en general, son sistemas no lineales.

 

Entonces, podríamos afirmar que cada individuo está constituido de fragmentos de información y recuerdos cuyas conexiones se determinan en el momento en que se presenta un estímulo externo. A partir de ese instante se hacen cierto tipo de conexiones entre los recuerdos…

Exacto, y en otro momento se generará otro tipo de asociaciones. Sin embargo, lo que sí hay es un grupo, aunque sea muy grande, de posibilidades de asociación, es decir, existe un conjunto finito de posibilidades, amplio, pero finito.

Frente a estímulos se pueden gatillar altísimas cantidades de asociaciones diferentes, en este punto surge la relación entre la capacidad cognitiva y la creatividad. Todos los seres vivos con sistema nervioso, incluidos los seres humanos, tienen límites en la generación de asociaciones, sin embargo, en el caso de los seres humanos, la diversidad posible es muy alta. Tenemos alrededor de 86 mil millones de neuronas, y cada una de ellas puede contactar entre mil y diez mil otras neuronas. Precisamente, esta enorme capacidad de relaciones en áreas específicas del cerebro, es la que hace posible transitar desde la memoria a la creatividad.

 

En el fondo, las memorias no son lineales, sino que, todo lo contrario. Al atender al modo en que se construye la memoria en la actualidad, mediada por las tecnologías digitales, uno debería volver a pensar que el ser humano precisamente funciona de esa manera.

Funciona de esa manera. Y así funciona el sistema nervioso, que tampoco es lineal, sino que está conformado por redes grandes y dinámicas que, por lo tanto, pueden mutar a lo largo del tiempo. Por ende, es enorme el número de caminos para transitar en la memoria, de un hito a otro. Por ejemplo, el recuerdo de andar en bicicleta funciona de modo procedimental, es decir, el andar en bicicleta queda almacenado en los circuitos motores. En ese sentido, el almacenamiento se relaciona con la experiencia que queda registrada como un cambio permanente en el circuito involucrado con la acción, y a su vez la evocación supone una relación de causalidad. Es el caso del recuerdo del hacer.

Otros recuerdos, corticales, que son cortezas de asociación frontales, o aquellos que les llamamos explícitos o declarativos, son almacenados en otro lugar. Por ejemplo, los recuerdos de nuestros mapas para navegar espacialmente, o aquellos recuerdos de caras, objetos, o auditivos. En este caso juega un rol importante una estructura que se llama el hipocampo. El hipocampo es un habilitante que permite que la experiencia se traduzca en algo permanente, y la traduce para que así el recuerdo pueda ser contenido. Si ese recuerdo se consolida, es el hipocampo quien participa en su traslado a la corteza, a un nivel superior. Es similar a una máquina que graba, pero no es el lugar donde queda grabado el recuerdo. Es el aparato que imprime un recuerdo en la corteza. Por lo tanto, este tipo de memorias declarativas están distribuidas en la corteza, están en todas partes, sin existir un lugar específico de almacenamiento de memorias, pero sí hay un lugar donde se graba.

Por ejemplo, existe el caso de un paciente de veinte años que padecía epilepsia y el foco epiléptico se detecta en el hipocampo, causando éste un problema corporal de convulsiones. Se le extrae el hipocampo y esta persona se cura, ya no sufre más de epilepsia, pero nunca más pudo fijar un recuerdo explícito. Él puede aprender tareas motoras, pero no declarativas. Aprende con aquellas estructuras que permiten aprender información motora, pero carece del sistema que permite el registro de los recuerdos explícitos y declarativos. Por lo tanto, tiene memoria de trabajo o procedimental. Además, recuerda aquellas cosas que ya estaban almacenadas en su corteza antes de la operación, pero es incapaz de fijar nuevas memorias declarativas.

Así funciona, a grandes rasgos, el proceso de adquisición.

 

¿Y cómo funciona luego el proceso de evocación de esos recuerdos?

El proceso de adquisición es hipocampo dependiente. Sin embargo, en el proceso de evocación no es necesario el hipocampo. El paciente del caso mencionado carecía de hipocampo, pero era capaz de evocar elementos anteriores de su vida. Los recuerdos se almacenan en la red cortical y se puede transitar en ellos de modo no lineal, incluso se pueden gatillar falsos recuerdos. Si en el momento de la evocación el recuerdo vuelve a transitar por el hipocampo, se desestabiliza y puede generarse, a partir de dicho proceso regresivo, una modificación de la memoria. Por eso es que las memorias en la actualidad se consideran altamente inestables, a partir de las particularidades que presentan los mecanismos biológicos.

Por lo tanto, en estricto rigor, la memoria es el fruto de una construcción y no tanto el registro fiel de lo experimentado, y esto abre también la posibilidad de que, en ese proceso de construcción, se generen falsos recuerdos.

 

Y estos procesos biológicos vinculados a la construcción de la memoria individual ¿son exclusivamente humanos?

Al estudiar estos procesos en animales, incluso respecto de los invertebrados, surge la conclusión de que todos estos principios operativos de la memoria están totalmente conservados en animales, incluso en insectos y moluscos. Por ejemplo, un insecto aprende del mismo modo que un ser humano, ejecutando procesos moleculares muy similares e incluso involucrando los mismos genes. La memoria en una mosca está controlada por los mismos genes que la controlan en un mamífero. Incluso la memoria episódica, que está vinculada a la construcción de cronologías y de un Yo temporal, se hace presente en algunos animales, es decir, los animales también pueden construir el contexto de una memoria. Por lo tanto, al parecer, en esta área, las operaciones no serían exclusivamente humanas.

A partir de esto – y de mucha otra evidencia – podemos concluir que nuestra especie no se ubica en una categoría aparte del proceso evolutivo. Somos una especie que se ha construido sobre la misma base que se han construido todas las especies y que, por lo tanto, nuestras capacidades son, en general, capacidades que se diferencian en grado y no en calidad de otras especies.

En este punto, lo que nos diferencia como especie consiste en que nosotros somos capaces de acumular cultura más rápidamente. Otras especies también acumulan cultura, pero nosotros lo hacemos mucho más rápido. En eso radica lo que sería nuestra diferencia específica en cuanto especie. ¿Será esto la consecuencia de una sola característica como el lenguaje? ¿O de un conjunto de diversas y pequeñas diferencias?